Quizá no sea mi culpa,
y las musas
que navegan inquietas
en mis pensamientos;
sean las causantes
de un sin fin de mezclas de colores,
y un sin fin de mezclas de palabras;
que desembocan desenfrenadas
en un mar de sentimientos
llamado amor,
amor, que en el abismo
de la distancia
y la agonía de lo prohibido;
cruza sin mancha
el vasto océano de mi tristeza;
cual gaviota que se eleva
y se aleja con el viento,
viajando sin rumbo
hacia un horizonte perdido;
llevando en sus alas
las lagrimas sueltas
de un corazón herido
luz de mis ojos
palpitar de mis sienes,
tormenta de mis desvelos,
sueño de mi alma,
deseo de mi piel;
mi inspiración, mi musa, mi perfección;
eres tú.