¡Aclaman las plebes
a los héroes de batallas!
¡El estruendo de cañones
ensordece las almas!
¡Que callen los fragores!
¡No alabo las desgracias!
Quiero escuchar el canto
de manos que trabajan,
el suave y firme paso
de quien de amores habla,
de aquellas que consuelan,
de aquellas que hoy aman,
de aquellas que entregaron
vida y genio, olvidadas…
¡Que callen los fragores!
¡Hoy gritan las miradas!
¡Hoy hay verdades claras!
Tus manos han bordado
fina cultura humana,
el fuego en los hogares
mesas aderezadas,
ajuares y vestidos
vendas y frazadas!
¿Quién canta tus hazañas
tan ciertas y olvidadas?
¡Que callen los fragores
de plebes deslumbradas!
¡Dejad que aclame el mundo
a la mujer olvidada!