A ciertos testigos conocidos les digo:
Ella ya no está conmigo.
A las avenidas en las que por las tardes caminamos, les digo:
Ella ya no viene conmigo.
A los buses que tomábamos en nuestras idas o venidas, les repito:
De uno!! Ella no viene conmigo.
A los parques que me veían contigo, les digo:
Un asiento, solo uno, ella ya se ha ido.
Al sendero de mi casa a la tuya, le digo:
Que largo el recorrido, que pena que no esté conmigo!
Que pena que mi amor no fuera suficiente,
Que pena que no esté conmigo.
Que alegría recordar la felicidad que vi en tus ojos,
Al sentir esos labios que alguna vez fueron míos…