Saber que estás en mi alma,
me produce felicidad
que siempre he querido obtener.
Saber que estás en mí,
tener tus ojos mirando los míos,
tus manos estrechando las mías,
tener tu cuerpo junto al mío.
Sentir el calor de tu piel.
Tu respiración sobre mi oído.
Mis labios sobre los tuyos.
Tus manos acariciando mi cuerpo,
y yo haciendo lo mismo en el tuyo.
Saber que estás en mi alma,
¿y por qué no decirlo?,
que yo estoy en la tuya,
esto realmente es felicidad.
La que ambos compartimos,
diciéndonos lo que sentimos.
Callándonos cuando debemos hacerlo.
Están los silencios de la cobardía,
y están los del amor...
El amor total debe compartirse
con los sentimientos del alma de ambos.
Si uno de ellos no siente,
mejor es hacerlo saber, entender.
La otra parte debe aceptarlo,
y decidir el alejamiento.
Pero no es nuestro caso.
Tú me llevas en tu alma,
y yo te llevo en la mía.
Derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto - 18/09/2013)