Espuma de mar
Arisca, traviesa.
Que rauda me besa
Los pies sin pensar
Que inmundos estén
O nobles no sean
O piedras se crean.
O sean desdén
La respuesta ingrata
Al galante gesto
Que para mí tienes.
No, espuma, desata
En mi cuerpo presto
sal y parabienes.