Piedra libre a los sueños, escondidos en silencios largos y profundos.
Piedra libre a la ternura, que se ocultaba en miradas elusivas y fugaces.
Piedra libre al amor, escondido en encuentros casuales y amistosos,
en bromas, confidencias, disimulos y evasivas.
Piedra libre a las caricias, disimuladas en roces breves y furtivos.
Piedra libre al deseo, que se oculta asustado en juegos consentidos,
en recovecos de excusas y mentiras, detrás de sombras desparejas.
Piedra libre a la pasión, que no encontró dónde esconderse,
y corre en nuestra sangre, ardiente, desatada, furibunda.