Nadie escucha mis mensajes cifrados,
las flores sobre mi pecho marchitan
súbitamente. En las mentes orbitan
en hoy greda de los sueños dorados.
Nada fantásticos hemos logrados,
los cariños pequeños nos limitan,
en fría espera impaciencias tiritan
y en laberinto estamos atrapados.
Del ayer recordamos felicidad
que aun nos une en increíble presente,
sin que nadie sea molde en paciencia.
Junto rebasaremos la tempestad
que nos envuelven hoy literalmente
y, está a punto de hallar nuestra falencia.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
Hay silencio de dos en la habitación, privado, intenso, no escuchamos el mensaje que anhelamos…