Felix Olivares

Cuentecito cotidiano

Especulando siniestramente como terminar con los problemas económicos, sociales y políticos de mi país, una tarde fui sorprendido por un ser que me dejo una huella humorística en mi pensante vida. La incauta estaba sentada esperando el autobús urbano, cuando de repente me vio venir y sin conocerme me regalo una mirada de “No te me acerques” Como si ese fuera mi motivación de vida o mi pasatiempo, Lo cierto es que pensé: “Ni me conoce y gran cara de enojo…” Debe ser por sus previas experiencias con los de mi genero (Masculino) que la casi occisa casi me tira rayos laser por sus retinas para quemarme de un solo tiro; Pero sin embargo decidí hacer caso omiso a sus miradas de terminator y seguir con mi vida cotidiana.

Al llegar la champa con ruedas (El urbano) que ambos casualmente esperábamos decidí hacer uso de mi mermada caballerosidad y cederle el paso a “La dama” primero para que subiera las ya gastadas gradas de aquel tambaleante bus.

Lo que me colmo la paz  fue la frase –De seguro  ensayada- Que me lanzo como bola de beisbol en una final de campeonato: ¡Con todos los poderes! Antes de subir a la limosina del pueblo y me dijo: “Solo me cede el paso para mirarme el trasero…” Y como ya dije es una mujer casi occisa y la razón es por que de seguro ya paso de los veinte y el total de su peso debe andar entre las setenta y las noventa libras ¡No más! La piel y los músculos nunca estuvieron tan fusionados como en el cuerpo de esta pobre victima del mercantilismo y aunque su frase pareció ensayada a mi rápido cerebro solo le tomo una millonésima de segundo generar la frase que le conteste casi sin pensar: ¡Que equivocada esta usted!!, ¡A mi me gusta el pavo no los pichiches!!!

Se imaginaran al urbano lleno de gente riendo, pero en lo particular me arrepentí de no frenar mi lengua por que de seguro que esa pobre victima no me va a olvidar ¡y la próxima vez que me vea si me desintegra con un rayo!!!

 

 

Continuara…