Que ven tus ojos,
a mi alma pregunto,
mi corazón da un salto,
mi alma inquieta enmudece,
mi mente se escudriña abriendo
los espacios bañados en colores,
que oscureciendo se cierran como
telón de teatro, piensa me digo,
respuesta no hay, entonces una puerta
rechina al abrirse, luego resuena un
portazo, la casa, sus salones, mi
mente oscurecida se estira por todos
sus ángulos, como si garfios la
hubieran sujetado y la dilataran desde
todos sus extremos hasta rasgarse y
romperse en mil pedazos…
Que ven tus ojos
pregunto a mi alma,
un temblor agita mis sentidos, veo
una luz! exclama mi alma!
ya mi corazón se agita, por mi cuerpo
corren gotas de sudor frío, una
ventana aparece, me acerco a ella,
atisbo...reconozco una mano, espera!
tambien veo una flor roja y de un grito
prorrumpo diciendo! veo los cielos
abiertos..luego, mi alma moviéndose
desde un extremo a otro exclama
imposible no hay puertas, me detengo,
no hay paredes, solamente de manera
misteriosa, sostenida en el espacio de
mi mente esa ventana abierta y su luz,
como desvariando, mi mente irrisoria
exhala un grito de alegría al observar
esos cielos abiertos…
Que ven tus ojos pregunto,
y respondo libertad! Luego escucho
una voz que dice, joven, joven,
escuche que son diez centavos,
alguien me empuja, mucha gente
camina de un lado a otro, la voz del
niño resuena en medio del estrepitoso
sonido de la ciudad nuevamente al
ofrecerme un clavel rojo, y me dice…
Son diez centavos, le tomo y le doy
unos centavos más y continúo mi
camino por la ciudad,
el día es lindo y hay viento, sujeto mi
sombrero para no perderle y con una
sonrisa dibujada en mi rostro doy
gracias a Dios,
alejándome, caminando por las calles
me decía a mi, cuanto trafico
será por la hora, y con mi clavel rojo
sonriendo entre la gente, libre, me
alejo, desapareciendo entre las avenidas...
Que ven tus ojos.