A veces, la tristeza flota
Como una niebla fina
Y se instala en mi alma,
Caprichosa y obstinada.
A veces llega convocada por la ausencia
Del sonido de tu risa, de tus ojos
Pero no digo de tus ojos:
Digo de tu mirada
Porque tus ojos se pierden
En un mundo interior, recóndito
Ignoto, misterioso, desolado
Donde yo no significo nada.
A veces, la tristeza llega evanescente
Traslúcida y helada
Y se me fija como una telaraña
Convocada por la falta de tu voz
Pero no digo de tu voz:
Digo de las palabras
Porque las tuyas suenan frías,
Ausentes, distanciadas.
A veces, la tristeza
Toma forma caprichosas
Me rodea con un cono de sombras
Se me enlaza como una enredadera
Y me tiene atrapada
Porque me faltan tus manos
Pero no digo tus manos:
Digo tan solo su contacto
Porque las tuyas son ausentes
Despojadas de afecto,
Desconfiadas, lejanas.
Pero de vez en cuando
La tristeza se levanta, flota
Adopta formas caprichosas
Antes de disolverse hacia la nada
Es cuando me hablas, me sonríes,
Me dices cualquier cosa,
Nimia, sutil, amable,
Cariñosa, gentil, galante
Y me permites, por una vez
Sentirme enamorada.