Tan importante que yo lo creía en mi vida
y hoy ni siquiera su nombre lo recuerdo,
por mucho tiempo alimenté la fantasía
de que un día él me mirara diferente.
En las noches su cálida mirada me arropaba
mientras sentía que me ahogaban sus caricias,
al despertar el alba todo se desvanecía
solo eran sueños que en mi mente se acunaban.
Pasaba el tiempo y lo seguía idolatrando
y él ni siquiera sabía de mi existencia,
sufría en silencio aquel amor secreto
por el que agonizaba mi corazón en el pecho.
Agotada de tanto amar en solitario
y sin la esperanza de ser correspondida,
le pedí a Dios valor para olvidarlo
porque mi mente lo pensaba noche y día.
Poco a poco lentamente y sin apuro
se fue opacando su recuerdo en mi memoria,
y como ocurre con muchas cosas en la vida,
el tiempo y el olvido se encargan de borrarlas.
María B Núñez