¡Ella me da tanto
y no lo sabe!,
su noción de querer,
cuando todo el tiempo es
el mundo pero ella se
convoca a buscarme,
cuando en las noches me
descubre con sus manos,
cuando sencillamente me visita
a por los ojos, y me despeja del miedo,
y me asegura que me ama y me inventa
con su nombre una vez y otra vez y otra vez.
Ella me llama sin previo aviso,
me congrega,
me desata,
me acalla con su voz y me arroja al abismo
de sus labios, ¡ella me da tanto y no lo sabe!,
ella pasa lentamente sabiendo que es definitiva,
sabe que tiene mi mirada cautiva,
me gusta su inocencia,
su deshilachada incertidumbre,
su digamos, por ejemplo, auténtica melancolía,
su dulce aburrimiento,
su absurdo previsible como una botella arrojada al mar,
... y en esa botella un poema,
una siempre mujer acompañada de unas siempre palabras,
el azar,
la propia existencia,
el encantamiento de mi serrano paisaje,
y lo que aún espero leer y encontrar.
¡Ella me da tanto y no lo sabe!,
los suspiros cuando no creo que venga,
los vendrá, cuando la distancia es muy fría,
los de pronto, cuando la siento mirando el cielo
y una estrella fugaz,
los quizá, ella aquí y yo allá,
los por el resto de nuestras vidas que me hace
sentirme así, enamorado,
porque soy como un niño,
porque regreso sin partir,
porque mis sentidos son un puñado,
porque la extraño por todo motivo,
porque no entiendo necesitarla,
porque la necesito,
¡porque ella me da tanto!,
¡porque ella no lo sabe!
¡Ella me da tanto y no lo sabe!
me da mi nombre, una vez y otra vez y otra vez.
T de S
MRGC
Namaste