David Enrique Gómez Cáceres

TROZO DE NOCHE

Tus oquedades espesas

poco a poco van arideciendo

rogando con fiel certeza

un cielo que despierte lloviendo.

 

Contemplo con gran fortuna

mis huellas marcando las arenas

que recubren a la luna

conflagrando de sus lares, penas.

 

Las alas de la locura

quiebran aguerridas las paredes

que eran pétrea cordura,

siñéndote entre voraces redes.

 

Dúctil y mortal holgura

se despliega en tu cuerpo níveo

descolgando tu hermosura

entre mis manos, y cuanto veo.

 

Te clavas tierna cual broche

ralumbrando las danzantes sombras

sobre este trozo de noche

que nos atrapa sobre tu alfombra.

 

Por: David Caceres

       Managua, Nicaragua.