Hablar del perdón es muy fácil
cuando hemos lastimado
a la persona amada.
El equivocarnos y reconocer
que fallamos rectificando el error
tratando de remendarlo,
cuando el mal está ya hecho.
¿Pero qué pasa si nos sentimos heridos
y en lugar de pedir perdón, lo damos?
¿Preferíamos castigar o perdonar?
Castigar sería
como castigarnos a nosotros mismos,
es difícil tener uno mismo la razón,
se pierde la felicidad,
Nuestros sentimientos valen de igual manera,
al dar el perdón nos libramos de resentimientos
convirtiéndolos en paz.
Que difícil perdonar cuando nos sentimos heridos
más a costa de nuestras razones;
lo importante de perdonar,
es vivir con el alma desahogada.
Es mejor no tener rencores ni odios
dejar que el tiempo cure las heridas,
inyectar a la rabia con tranquilidad
no dar paso a la ira,
es la que nos llena de venganza.
Uno olvida los fríos de invierno
cuando llega la primavera,
uno olvida la espina
al ver la hermosura de la rosa.
Aunque sea un proceso que durara toda la vida
tenemos que poner fin a este ciclo de dolor,
todos somos valiosos.
Porque más dolor tiene en el alma…
el que ofende, que a quien ofende.
Magali Aguilar Solorza
(Quiet Night)
Viernes/Diciembre/18/2009 10:32:21 pm
Autora mexicana