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Eres como un bombón tentando mi aspiración
me alegras con tu canción que balanceas entre bastidores
haciendo promesas obscenas que pasean en cadena.
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En tus labios hay un corazón que tiene sabor a frambuesa
y los quiero envenenar para morirme con ellos y llevarme
su sensación al otro lado del mundo donde habitan los acostados
para no tener que buscar otros labios para saciar mi deseo de besar.
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En tus ojos un par de guirnaldas alumbran como esperanzas
de monumental aparición en el momento de amantes…
de derroche de caricias que causan más convulsión
que cuando sale Satán a recolectar las pérfidas almas.
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Tus dedos son como escarchas de algodón
que despacito con sus yemas delirantes
contactan cada porción motivando mil sensaciones
que encienden con magistral acción hasta encontrar el botón
que turgente te apresuras a devorar con sumisión
hasta escuchar la canción que el llanto provoca
por el exceso de pasión con que amas sin cansancio…
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Te amo con tanta pasión que mi mente no tiene control
de lo que abarco con la sensación teniendo visión o sin ella
de la gran emoción que incendia mi corazón
cuando mi cuerpo se mece al vaivén de la explosión
del volcán que en ebullición sacude mi mente, alma, cuerpo y corazón
para rendirme después como la más consumada amante
de tu presencia postrera de cada acción que inventas
para contactar mi cuerpo dispuesto a responder
como reacción en cadena aunque la condena sea suprema.
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