Del eucalipto en su flor vago
con el manjar oscuro de tus besos
y las chispas sangrantes de las estrellas
en tus labios chorreados por el deshielo.
Distancia flotante del cuerpo
las aspas mordidas de tus brazos caen
sobre mi pecho rajado y las vidriosas costillas
estallan mórbidamente en la serena oscuridad.
Y la acariciada sombra del beso
sobre la silente y distraída silueta de la noche
con resaca y embrujo de púberes ayeres
ahorcándose en la estrecha aorta del turbio deseo.