El día que yo me vaya
Entre mi amor
y su recuerdo,
no hay noches de omisiones,
sólo un lamento muy hondo,
más fuerte que agudas heridas.
No habrá noches de lágrimas,
ni de oscuros secretos,
sólo habitará la magia
de nuestros alborozados momentos.
Llegará la hora,
a la que no le temo,
en que me vaya contigo,
por los pulcros caminos del cielo.
Por eso,
el día que yo me marche,
no me lloren mis hermanos,
pues mi alma se irá serena,
con dos llagas en la manos,
de tanto vivir penando,
entre caminos de sal
y las afiladas piedras del tiempo.