jorgam

Noche fría

 

Aquella noche fría

de aquel agosto atroz,

los gurises de la plaza

se apiñaban bajo el monumento,

intercambiando calores

con el prócer de bronce y cemento,

cobijo insuficiente y lastimero

patria, porro y pegamento.

 

Ellos sienten que sus noches

no ambicionan otro día,

lo mismo piensa indiferente

aquel vecino o policía

que mirando hacia otra parte

se hace cómplice obsecuente.

 

Cuando el bocho se les vuela,

se enajenan, se desangran,

la energía alucinada,

sentimiento abandonado,

hijo, madre, padre, hermano,

nada importa en tal momento

no hay recuerdos no hay más nada,

solo mierda y sufrimiento.

 

Los gurises de la plaza,

de diversas cunas llegan

en las alas del olvido,

son de casa o rancherío

hermanados por ausencias

que empareja su castigo.

 

Los gurises de la plaza

son mi culpa y la de todos,

que juzgamos sin pensar,

por vergüenza o por miedo,

sin poder justificar

inocencias sin canciones

no hay exentos ni pretextos,

no hay disculpas ni perdones.