Sé que no te encuentras bien, amigo.
Me apena saberlo, y al mismo tiempo
me alegro no haya pasado desapercibido
tu estado de salud.
Haberte encontrado de casualidad en el sanatorio,
así, tan sorpresivamente, me impactó;
me extraña tu familia nada me haya avisado.
A veces el destino, casualmente,
nos hace reencontrar con seres
que hace un tiempo no vemos.
Recién me entero por tu esposa,
que subiste a tu techo
para arreglar unas chapas
corridas por el fuerte temporal.
Hermano, no entiendo cómo te has arriesgado
a semejante trabajo.
Zapatero, a tus zapatos.
Pero siempre fuiste arriesgado,
y una vez más lo demostraste.
Al querer bajar por la escalera,
resbalaste, caíste estruendosamente
en tu galería, y te perjudicaste tu cervical.
Siempre arriesgado tú,
pero bueno, lo sucedido,
acontecido está.
Es probable que tengas que ir
a una operación.
Todo saldrá bien.
Sabes que soy muy creyente,
y que mucho creo
en la intervención de Jesús.
Mi Señor de la vida,
te pido le des la fortaleza necesaria
para que mi amigo del alma,
acepte con temple y coraje
su próxima intervención.
Te pido Jesús, que puedas participar
con la fuerza y la luz de tu ser,
para que esta operación,
si fuese necesaria,
salga airosa, y que mi amigo
pueda recuperarse de su dolencia.
He comenzado a realizar una
cadena de oración entre mi familia,
para que tú nos ayudes con tu poder.
Ya he avisado a algunos
de nuestros amigos.
Cuando uno siente afecto y gran amistad incondicional
hacia un amigo, cuando en mal momento de salud está
es allí donde coloco todo mi corazón
y mi rezo al Señor Rey de mi existencia.
Solicito Jesús que todo salga bien, ayúdalo en su mejoría,
y ayúdame a mí también...
seguro estoy que muchos amigos más
estarán unidos a ésta, mi plegaria.
Mañana sin falta he de llamarte,
para saber cómo sigues,
y qué te dijeron los médicos.
Jesús de mi vida, tú que tanto
me has ayudado,
intercede ante mi amigo,
que sus dolencias dejen de existir.
Mi gran fe me hace pensar
que tú aceptarás mi plegaria,
e intervendrás con tu don divino,
para que éste, mi amigo del alma,
salga airoso de su malestar.
Te hago esta plegaria,
entregándote todo mi amor...
Todo lo que te pido,
todo me lo otorgas.
Nuevamente mi fe y amor hacia ti.
Sé que de tu parte pondrás
toda tu divinidad para que así sea.
Gracias desde ya Jesús.
Amén.
Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto -21/09/2013)