Hugo Emilio Ocanto

Una plegaria por tu salud (Poema) Grabado

Sé que no te encuentras bien, amigo.

Me apena saberlo, y al mismo tiempo

me alegro no haya pasado desapercibido

tu estado de salud.

Haberte encontrado de casualidad en el sanatorio,

así, tan sorpresivamente, me impactó;

me extraña tu familia nada me haya avisado.

A veces el destino, casualmente,

nos hace reencontrar con seres

que hace un tiempo no vemos.

Recién me entero por tu esposa,

que subiste a tu techo

para arreglar unas chapas

corridas por el fuerte temporal.

Hermano, no entiendo cómo te has arriesgado

a semejante trabajo.

Zapatero, a tus zapatos.

Pero siempre fuiste arriesgado,

y una vez más lo  demostraste.

Al querer bajar por la escalera,

resbalaste, caíste estruendosamente

en tu galería, y te perjudicaste tu cervical.

Siempre arriesgado tú,

pero bueno, lo sucedido,

acontecido está.

Es probable que tengas que ir

a una operación.

Todo saldrá bien.

Sabes que soy muy creyente,

y que mucho creo

en la intervención de Jesús.

Mi Señor de la vida,

te pido le des la fortaleza necesaria

para que mi amigo del alma,

acepte con temple y coraje

su próxima intervención.

Te pido Jesús, que puedas participar

con la fuerza y la luz de tu ser,

para que esta operación,

si fuese necesaria,

salga airosa, y que mi amigo

pueda recuperarse de su dolencia.

He comenzado a realizar una

cadena de oración entre mi familia,

para que tú nos ayudes con tu poder.

Ya he avisado a algunos

de nuestros amigos.

Cuando uno siente afecto y gran amistad incondicional

hacia un amigo, cuando en mal momento de salud está

es allí donde coloco todo mi corazón

y mi rezo al Señor Rey de mi existencia.

Solicito Jesús que todo salga bien, ayúdalo en su mejoría,

y ayúdame a mí también...

seguro estoy que muchos amigos más

estarán unidos a ésta, mi plegaria.

Mañana sin falta he de llamarte,

para saber cómo sigues,

y qué te dijeron los médicos.

Jesús de mi vida, tú que tanto

me has ayudado,

intercede ante mi amigo,

que sus dolencias dejen de existir.

Mi gran fe me hace pensar

que tú aceptarás mi plegaria,

e intervendrás con tu don divino,

para que éste, mi amigo del alma,

salga airoso de su malestar.

Te hago esta plegaria,

entregándote todo mi amor...

Todo lo que te pido,

todo me lo otorgas.

Nuevamente mi fe y amor hacia ti.

Sé que de tu parte pondrás

toda tu divinidad para que así sea.

Gracias desde ya Jesús.

Amén.

Derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto -21/09/2013)