El amor bendice y acompaña
El amor sobrevuela y aterriza en las heridas
y sana.
El amor conduce silencioso en el peligro.
El amor penetra en los abismos de la muerte
y regresa.
El amor reparte fibras del alma
y con ellas eleva nuestra vista a la montaña
y anima.
El amor a veces llora y otras sonríe
se detiene ante el dolor de un niño
y escucha.
El amor no tiene prisa que le arrebate
la música sagrada de su danza.
El amor sorprende en el filo de una crisis
y desnuda las maniobras de injusticia.
El amor construye un reino de alegría
que desborda de su intrínseca abundancia.
El amor no puede olvidar sus acciones
ni esos rostros infinitos por los que se desangra.
Quiso el Amor romper el cerco de la Nada
y gorjear como un pequeño pajarillo
en la libertad humana.