La pluma viajera creció admirando la naturaleza, conoció de primera mano la variedad de colores y aromas que las flores y los árboles le ofrecieron en su recorrido. Saboreó aguas distintas vertidas desde los ríos, lagos y cascadas. Aprendió el significado de tantas palabras que asoció a los colores convirtiéndolos en su tinta con la cual pintó la añoranza, la nostalgia, la belleza y el amor filial.
Le faltaba una palabra en su diccionario natural, la perseverancia. Pasaron varios años para poder encontrarla, en esa oportunidad no tuvo el acompañamiento de su familia, debía descubrirla por sí misma. ¿Acaso, podría estar encerrada en un volcán? Con la inquietud de poder sumar la nueva palabra, se dirigió al Volcán de Ipala, Chiquimula. El desafío fue grande, sorteó el camino porque no habían senderos establecidos…no conocía bien la ruta y se extravió por algunos momentos pero siguió escalando. Al llegar a la cima… ¡Oh, que maravilla! Una hermosa laguna se encontraba en su cráter. El color era azul, entonces pensó asociar dicho color a la nueva palabra. El lugar estaba rodeado de vegetación y de misticismo porque nadie sabía exactamente (en esa época) el origen de la laguna. Y volvió varias veces, acompañada de estudiantes, para enseñar la perseverancia…que se puede llegar alto, paso a paso…con esfuerzo, al final la recompensa puede ser bella, dulce y satisfactoria.
El sitio ha sido mejorado, el bosque que otrora estaba disminuyendo ha sido restaurado, las especies que habitaban allí están retornando y el recuerdo de jóvenes jugueteando entre las lianas seguirá danzando en su memoria...como danzan las nubes con el viento para beber del agua dulce que reposa entre sus rocas ígneas. Abajo la alfombra de campanillas le espera para brindarle el descanso de un viaje que le enseñó a perseverar en sus propósitos.
¡FIN!
Mirna lissett