Tu corazón desnudo con el mío, no es pura casualidad por encima de las nubes has de venir, pero te regresaras como la ola en el mar solo cuando llegues a la orilla de la blanca playa.
Sin saber del mágico momento en tu silencio sepulcral, alcanzando a la torre por donde te regresare todos los sueños vividos en tu larga estancia.
La mañana se acerca y todo ese amor descansa en la densa carcasa de coralillo que cubre tu cuerpo sin humanidad ni sentido del placer, al brillar el cristal quebrajado por el pasar del tiempo.
Despierta con el rayo de luz que penetra sobre tus mejillas y ciega las pupilas con los vientos cálidos del verano de Agosto, y describen tu languidez para cuando vuelvas a tus aposentos.
Para cuando roben el último suspiro, con el que te han premiado los despojos de tu piel, pero solo puedo regalarte lilos, angélicas y verónicas para que se posen en las puntas de las copas como lágrimas que se derraman para poder sobrevivir un día más a tu lado.
En tan crotico y apasionado momento aparece el canto de tus voces, como el canto del gorrión que va despertando todos los pensamientos de alcoba entre rastros y deseos que la suerte ha traído al alma en su traición.
Luigy