Pudiese saciar la sed de mis labios, Con ese manantial tuyo, tan distinto. Porque no es aridez de líquida agua lo que siento, Pero si, sensaciones de estíos infinitos. Como si todos los desiertos del mundo, A quedarse vinieran, para vivir de mis labios. Pudiese deshojar la flor de tus sentidos, Y no volver a preguntarme si es ya primavera, Es lo que llama, con la aldaba de tu corazón. Y te comparo con el fuego, a la vez que te cuido como flor, Te rezo en el altar de las estrellas más nocturnas Pero mi espinazo no tiene alas, solo deseos de volar. Qué fácil es vestir tu desnudez de poesía, Sin haber conocido antes el cincel ni el martillo, La palabra inmortal de otras vidas. Que fácil , rozar tu piel en la distancia Y retener la canícula viva y lenta de cada caricia, Sobre yemas de mis manos. Pudiese arañar tu piel con la ternura de mis dedos O bien escribirte y dejar que te dure mil años la duda. Podría decir que ya eres mía, Pero nunca tendría las rimas de tu libertad, El ansia continua de volver a besarte. Podría simplemente, esperar a que llegues, Y explorar tu cuerpo, En busca de mis próximas noches solitarias. Mejor un segundo eterno en tus labios Y una promesa de mis letras agónicas. Mejor ….. sáciame esta sed que me mata Corona mis sienes con tu sonrisa.