Hace tiempo en el camino
una flor yo me encontré;
era linda, alegre, fresca,
y como era tan hermosa
valiosa la consideré;
así, sin dos veces pensarlo
de inmediato la adopté.
Conforme los días pasaban
fresca agüita yo le eché;
día tras día la cuidaba,
con frecuencia la regaba
y pronto sus colores dejó ver.
Con la luz mucho brillaba
y tanto era lo que iluminaba
que un día...sorprendida,
hasta ví que yo brillé;
y así...comenzó a florecer.
Cuando a veces
se me marchitaba
entonces más agüita
le volvía yo a verter
y dándole así de beber
volvía pronto a embellecer.
Como las amistades
morir no quiero ver,
por eso siempre que puedo
agüita les doy de beber.
*****
(Las amistades hay que cuidarlas
como si fueran flores).
Con cariño para todos.
Peregrina