La vi tímidamente
subir la cuesta
alumbrando sonriente
la noche fresca.
Su imagen latente
mostraba excelsa,
y muy elocuente
hizo promesas.
Su imagen de siempre
como una princesa
es el bello huésped
que la noche besa.
Luz resplandeciente
de la luna inmensa
alumbra la mente
del que mira y piensa.
La vi tímidamente,
alejarse a lo lejos,
y escribí de repente
mis pequeños versos.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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