Me fui volviendo adicto al silencio de tus ojos que como fuego se fueron apagando, al silencio de tú sonrisa y el sentir de tus palabras, tú silencio me lo dijo todo, así con el tiempo me acostumbre, a que tú miedo al decirme que te marchabas te fuese consumiendo, de a poco te olvidare pues el tiempo sigue siempre su curso y yo con el, mientras nos convertímos en personas solo con recuerdos en común. Hoy puedo decirte que ya no es necesario el silencio pues más yo vivo en el y no te preocupes por decir adiós pues yo te olvide.