Aprendí un nuevo idioma
y me siento feliz
no tiene puntos ni comas
y además, es muy sutil.
No tiene reglas gramaticales
ni conjugaciones verbales,
es uno entre mil.
Desprovisto de adverbios
que puedan de guía servir
carece también de sustantivos
y debo además advertir
que es sin pronombres personales
ni artículos determinados
que se puedan escribir…
Ese idioma de colores
es el lenguaje de las flores
que aprendí en el jardín.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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