Te acercas travieso a mi cuello
y al sentir tu respiración
como un torrente eléctrico
las cosquillas recorren
velozmente todo mi cuerpo.
Se estremecen mis sentidos,
mi cara se sonroja,
se aceleran mis latidos
y en mis brazos tú te alojas.
Sonríes con suspicacia
deslizando suavemente
las yemas de tus dedos
sobre este cuerpo que tiembla
al mínimo roce de ellas.
Sabes bien que no es la caricia
ni la forma en que la prodigas
eres tú mi bien adorado
el que provocas las cosquillas.
D.R.66arcoiris.