David Enrique Gómez Cáceres

MI PROPIO CIELO

Se fue la brisa de mis nubes grises, y brillo de nuevo
la albura de mi esencia transitando mi propio sino.
Se esfumó el pálido sentir que eclipsaba mis noches
y todo relumbra mi constelación que ahora augura.

Se durmió al fin la bestia aquella que roía mi alma
que alimentaba mis silencios y saciaba mis penas
hasta hartarlas, hasta hacerlas parirse entre ellas
volviendo la calma, un mito olvidado y silencioso.

Extirpó la convicción de amanecer lúcido y tranquilo
todo tumor cancerígeno adherido a mis pretéritos
todo sueño desvelado lamiendo la abierta herida
toda llaga legada a el torrente de cristalinas lágrimas.

Declinó su obstinación el olvido que ataba mis brazos
enredadera espinoza que ceñía todo esfuerzo
fragmentos de temores que enguían mis mañanas
y lanzaban mis intentos hacia el pozo del fracazo.

Hoy desperté sobre alas blancas que me elevan
como mi alma desea y quiere mi corazón que sea
como los sueños que enterrados, del inhumo florecen
Alas, que al agitarse pueden volar mi propio cielo
ave que al despegar, puedo llamar: \"yo mismo\".

Por: David Caceres
Managua, Nicaragua.