Vivimos una eterna mascarada
Procuramos todo con ambición
Y nos destrozamos el corazón
Para aparecer en una portada;
Toda la voluntad queda acallada
Por la inmensa fuerza de la obsesión,
Por la ansiedad que deja la pasión
De un consumismo que acaba en la nada;
Vendemos al mejor postor el alma,
Nuestro espíritu y la dignidad;
Que sólo nos promete fatua fama
Y nos aleja de nuestra verdad:
Procuremos lo esencial en la calma,
Puerta estrecha, a nuestra realidad…