Me olvidé de morir
Porque vivir quería
Me olvidé de reír
Porque penas tenía.
Me olvidé de llorar
Por la suma alegría
De poder proclamar,
Mujer, que ya eres mía.
Para ti son mis versos
De trovador rendido
A los pies del amor.
No más tiempos adversos.
No más afán perdido
Ni angustia, ni dolor.