Sergio quevedo
Pasen y vean.
Yo te dejaba planeando por el viento
como se abandona un pensamiento triste,
ajado y sin ganas de destrozarse
contra el folio.
Por el sueño vencido esperaba tu calma,
retrato que un día fue inconstancia
entre el humo de los débiles
y las inhumanas noches
que habitábamos.
Yo te esperaba después de los años eléctricos,
devorando un paquete de tabaco
nada era mejor que entonces,
aunque sólo la mezquindad de otros labios
puedan traerte en esta noche
de nostalgias y desiertos.
Había venido la poesía en ambulancias
sangrando calle abajo después
sonó un orgasmo en todos los balcones.
Pero nada era mejor que entonces
aunque duela salvarlo en este verso.
Pudo ser el tiempo de los otros
pero fue nuestro.
Por eso vuelvo allí cuando asola la memoria
y la ciudad se viste de puta en la cara de una santa.
Por eso sigo corrompiéndome sin pausa
lejos de las últimas luces del invierno
que encendiste con furia.
Es la noche infinita que sale a tu encuentro
y llega tarde a todos los confines
de tu sexo.