aún te recuerdo, en el transcurso de los años, tras las estaciones, después de esa luna en donde un cielo que compartimos fue una profunda sonrisa. Me espera una mirada sin ojos una palabra sin labios, ese adiós que dos corazones guardaron en el espejo de la noche. En el aire se fue para brillar muy distante, pero sin borrarse ni apocarse, simplemente se transformo después de una lagrima hiriente en un abrazo sincero y eterno que nada podrá consumir por que a brotado en una tierra sana, libre de culpas de rencores de dolor para renacer en una nueva flor.