Nada en este mundo prevalece por siempre
tarde o temprano…todo expira
todos llegaremos a esa cita ¡ineludible!
ante ella…somos iguales
ricos y pobres
santos y pecadores
niños y hombres
poderosos y humildes
todo…¡todos ante ella somos comunes!
No hay oro,
ni plata,
ni piedras preciosas,
ni palabras, gritos o suplicas
que su voluntad sobornen.
Cuando el reloj marque la hora
y la cita este pactada
la vanidad se pierde
la avaricia y la riqueza pierden su razón de ser
la hermosura se consume
el sol pierde su resplandor.
Cuando la muerte llega, a nuestra puerta
a todos nos hace iguales
para ella no hay rangos
ni escalas sociales
tan solo somos simples mortales
a los que ella se tiene que llevar
sin ser una diosa,
sus manos tiene el poder de darnos la muerte.
NM de la Rosa
(Mexicana)
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