carminha nieves

EN EL SILENCIO DE MI SILENCIO

                                         

 

En mi silencio dentro del silencio de palabras, pienso. No puedo dejar de dar atención en pequeños detalles.

Es cuando las dudas aparecen, tengo consciencia que no puedo culpar a nadie por ya no le gustar como antes, mi presencia en su todo.

Por mucho que digan lo físico, tiene bastante con el querer.

Se sueña con alguien lo conocemos poco, juntos al final del día, de ambas parte hacemos sin querer, sobresalir lo que de mejor se tiene. Al empezar a estar juntos más tiempo, las imperfecciones se empiezan a notar.

Sin querer, pensamos que lo aceptamos, pero lo vemos y pequeños gestos de ternura se van dejando de hacer. Y sentimos con dolor que ya pasó el tiempo de un grade amor, incondicional.

Objetividad, la tenemos que tener siempre y aceptar que es así. Después de la euforia, viene la verdad, después de la batalla para ganar un amor, viene es descanso del luchador.

Casi siempre nunca pensamos como serán cuando se lastimen y no nos dejen dormir. Levantarnos en medio de la noche para traer un té, un vaso de agua, o  oír sus lamentos por tener dolores. Querer coger el sueño bajo el ruido de su roncar.

Leyendo poesía, solo hablan del color de los ojos, del brillo de su pelo, casi siempre de sensaciones que hacen vibrar nuestras entrañas. Unas veces hablan de su figura elegante, de su delicadeza, de cosas maravillosas.

¿Y lo otro? Los granos que irrumpen en la piel, la raíz del pelo distinto del color que tanto les gustaba. La nariz pingando con un catarro,  tosiendo, quemando con fiebre, llanto que cambia  los ojos, rojos y hinchados.

La sonrisa estropeada por un diente que se estropea, el pelo que sin saber se marcha y se queda calvo.

Los muslos flácidos, el vientre más saliente. La grasa que se pega y engorda. Todo esto y mucho más tu musa o adonis tendrá. ¿Lo quieres como antes? Oh quizá  sin ganas lo aceptes y te recompongas? mirando a otros?

¿No pensarás en nueva busca de tu ideal? No nos engañemos, como un espejo estamos mirándonos a nosotros.

Sin miedo a la verdad, aceptemos que nos deterioramos igualmente.

Caminamos para vivir con poca luz, en la penumbra, somos más jóvenes más ilusión, somos lo que ya fuimos al brillo del sol.

Con fuerza, con sentimiento, aceptemos que somos mortales y que si amamos con el alma, todas estas marcas, no afectan nuestro amor. El existe, pero está tapado por la piel del cuerpo que se transforma.

Tú lo vías con sus trajes, oliendo a perfume, hoy junto a él lo ves en pijama despeinado abriendo la boca aun medio dormido.

Tú, la vías con su pelo bien arreglado, con su traje bien hecho. Hoy junto a ella la ves con cara de sueño despeinada cuando se levanta y en bata mientras desayuna. Esto es la verdadera, cruda y normal realidad.

Si en tus silencios  en el silencio de las palabras, piensas, ama, quiere, no te arrepientas, no quieras quedar solo viviendo de ilusiones que no te dan una caricia, un beso mismo si ya no es la boca que tu recuerdas. Es la misma. Solo un poco gasta por el tiempo que a nadie ama o quiere. Pues no tiene alma ni corazón.

Al fin  esto es un poema de amor, es un abrir los brazos y apretar alguien que tanto has querido tener y que junto a ti, se va cambiando, solo por fuerza. Dentro está todo por lo que tanto batallaste para conseguirlo.

Por un amor eterno, continuamos buscando. Y quizá después de la muerte aun amemos más.

Porto,23 de Setiembre de 2013

Carminha Nieves