Ahí, en los pétalos de una flor, donde el aroma a dulzura, me eleva hacia el ritmo galáctico del amor. Ajusto mi visión, los velos se abren camino y las hojas se desparraman por el viento. A mi cuerpo se le permite adentrarse, en la esencia de las luces y las sombras. Una dama me sonríe, con su fresca vitalidad, que huele a rosas. Mis oídos escuchan las melodías de su energía; la naturaleza me ha aceptado, y yo acudo al llamado. Ya siento con los ojos del Alma, ahora las flores me hablan. Puedo escuchar sus mensajes y saber, que mi ser les pertenece, así como el suyo me corresponde, que las ilusiones que nos dividen, se diluyen en las aguas de la pureza. Somos parte de un océano infinito, que alberga todos los \"yo mismo\" posibles. El aire nos mezcla con sus cánticos suaves, y de esta manera, comprendo los misterios, que sólo son secretos para los que siguen en sus sueños. Vuelvo a suspirar, la flor se mece por el aire, y aquí estamos otra vez, yo sentada observándola maravillada, y ella allí, firme en su infinita presencia. Pero ahora sabemos, que siempre, por más que me aleje, estaremos conectadas.