Darío Ernesto

Fruto Menguante

Fruto  menguante

Darío Ernesto Muñoz Sosa

 

Yo, he sido gesto admirable, entre los gajos

Primogénito y anhelado

Rozagantes mis mejillas, atrayente y terso

Fruta que al crecer destella, entre las verdes hojas

Siendo agua, en las leguas  que gradualmente

se enturbia en deshielos

aun así agua fresca,

Mas un día ese fruto súbito, se apocopa

Se convierte en diminuto, ante los hombres

Así mi sabia, no se por cual motivo,

Sin saber, ignorante, en  la ciega, se muere en pié

¡Oh duraznero que solo da sombra!

De fruto pequeño y moribundo

¿Que  sucede en las cosas de la vida?

¡ Que vicisitudes, todo decrece, un inesperado día!

En una primavera

ausente de tus caricias, marcharé hacia el olvido.

No he sido del fértil valle, que hermoso  enraíza

Sequias  soportó mi alma

Ausencias de abrazos, como lejanas lluvias

Pequeños rocíos impalpables bañaron mi corteza

Madurando a golpes de los vientos

Lastimado en partes por los granizos

Así  el espíritu, navega por napas y huellas

De salitres, y  tamarindos reyes

Tornándose en pura lágrima

Secando la fuente, hasta la paulatina muerte

Que todo allana,

Que todo otoña en las venas.

He sido un fructuoso arbusto

Que en su raíz yace

Pronto  el  metal que cercena del todo

En un fugaz asestado golpe

Lanzadme  a la hoguera, fuego y pasión, infiel destino

Que en el pensamiento, tu suspiro añora.