Me encontraba perdida, solitaria.
Aun rodeada de mucha gente
siempre me acompañaba la soledad.
Sabia que tu estabas allí, vagando sin conocerme.
Tal vez lejos, quizá en otro tiempo
y yo te buscaba, también sin conocerte.
Llegaste, no de la manera que esperaba
no de la forma que deseaba.
Pero al fin nuestras almas se cruzaron,
nuestras vidas se entrelazaron.
Fue precisamente el momento adecuado
pues me encontraste cuando pensaba
que la vida me había derrotado.
No sabía quien eras, pero te reconocí
porque eras distinto, porque eras para mi.
¿Por qué te reconocí?
Porque mire tus ojos y vi
lo que nadie pudo ver.
Porque cuando el mundo te rechazaba
mi ser desesperado te llamaba.
¿Cómo se que eres para mi?
Porque escuchar tu nombre
me hace sonreír.
Porque tu amor es limpio
porque te amo sin obsesiones
sin reclamos ni caprichos.
Porque cuando llegaste
me encontré a mi misma.
Ahora se que ya no estaré perdida
y que mi soledad muere cuando estas conmigo.