CUANTA DULZURA EN TU ROSTRO ¡OH… PEQUEÑO CAPITÁN!
Rin rin, rin ram
en su barco de cristal
con remos hiere las olas
y se avienta a navegar.
Rin rin, rin ram
el mar lo mira al pasar,
delfines hacen piruetas
cuando lo ven transitar.
Ahí viene el héroe de cuento,
entre nubes de coral,
navegando el ceniciento
en el recuerdo se va.
Tatuada está su sonrisa
maquillada por la sal,
entre sombras se desliza
queriendo resucitar.
El corazón que le late
no ha dejado de vibrar,
su inocencia aun le brilla
en sus ojos al mirar.
El vendaval de los años
lo ha querido desplazar,
de piel ha hecho su nido
sólo a veces sale a andar.
Cierra la mirada y mira,
mira a través del portal…
nubecitas de algodón
y arco iris de nácar.
Corre alegre entre jardines…
el tiempo quiere alcanzar,
anhela poder ser hombre
para poder procrear.
Tener niños como él,
que no dejen de soñar…
con mundos de fantasías
y aventuras de rin ram.
Juega entre los corredores,
en parques pasea y va
a la feria de imposibles
allí se va a recrear.
En el carrusel de niños,
en la estrella de tin-tan,
subido en montaña rusa,
se columpia en el fuin fuan.
Pedaleando va en el viento
el día quiere alcanzar,
pero lo vence la noche
poniéndole a dormitar.
¡Sueña mi pequeño sueña!
No te dejes contagiar/
por el deseo de ser grande…
tu sonrisa apagaras.
No ves pequeño que brillan
las estrellas en tu andar,
que todo tiene sentido
en tu mente tan jovial.
Tus ojos son tan ingenuos,
en ti se oculta la paz,
tú no sabes de problemas,
tú sólo sabes jugar.
Tu mundo es de fantasía,
una bola de cristal…
amparada en la memoria
que te pone a meditar.
Si creces veras las guerras,
el odio y la impiedad,
la maldad que hay en los hombres,
la podrida sociedad.
Lo impúdico de la vida,
la injusticia, lo inmoral,
el corrupto don dinero
quien compra la dignidad.
No crezcas, quédate nene…
así no vas a llorar
cuando de alguien te enamores
y te desprecien sin par.
No entenderás de los vicios,
de las drogas, ni del mal…
tus arma más efectiva
es tu sonrisa al hablar.
Pequeño sigue cantando
tu infancia agradecerá…
y surcaras los senderos
en tu barco de cristal.
Con tus ojitos mancebos
y tu rin, tu rin rin ram…
cuanta dulzura en tu rostro
¡Oh… pequeño capitán!
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