1- NIEVE EN LAS SIENES
Amor, el tiempo irá cubriendo de nieve
nuestras laderas y
la aridez se esparcirá en los piélagos.
Las goteras de la vida querrán marchitarnos.
La pluma que escribe el tiempo
y raya las superficies nos marcará de huellas.
La azada que cavó la senda nuestra,
tomará la pala tapadora con sus manos vegetales.
Pero juntos iremos
con la lealtad de la hacienda,
al tiempo del racimo maduro
en los volúmenes del cuerpo diminuto.
La ávida boca insaciable por callar nuestra presencia
tendrá que usar mordaza de polvo llovido,
porque los naranjos
seguirán pintando el día
y la tierra sabrá de la uva cobriza
enterrada por nuestras manos.
El tiempo se enterará
en el rumor chismoso de los astros
que nuestros colores siguen flameando
en la paleta de sábana celeste.
Dispuestos a trazar el lienzo de ocasos blancos,
bordeando rúbrica de pecas sobre la piel gemela.
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2- CAPULLOS
Nubes de colgajos en la melancolía,
Nostalgia roja que inflaba la uva.
Estrellas de bronce en camino de seudo minia
y en la ofrenda ritual tu cálida escultura.
Flores centelleantes se arrojan vivas de los altares,
y en los árboles descansa su ojo la luna.
Vienes a mí con estirpe de delicados parrales,
mi cuerpo se calienta en la penumbra,
andariveles recorren soberbios cereales
dejando negra molienda en tu delicado pelo,
y por cada ángulo de mis dominios van
los trenes del alma perfumándolos de azahares.
La transparencia recorre tus cejas orquestales y
el último grano del trigo se desploma en la red.
En tu blanca telaraña de coraje y lanza.
En tu frente la radiante magnolia
se enhebra con el clavel,
embebidos de licor y esponja calman la sed.
El sortilegio de la espuma roza una ordenada Babel,
el violeta recoge la gama dorada de la espiga
cuando los dobles cielos de sábanas celestes
esconden cicatrices en una corbata de papel.
En la derrota del plástico tallas la madera en remo
y bogas hacia la tierra de promesas
que no vimos en los breves cenizos del fuego,
donde recogimos frutos de acuarelas,
que nos estaban esperando por siglos,
envueltos en seda y aterciopelado capullo.
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3- LA CALLE DE LA NEBLINA
Es la avenida del espeso silencio...
Sólo las hojas cantan en la ancha claridad del aire
donde el viento envuelve su propia voz/
La vastedad se hace espacio desnudo,
algún temblor vibra la grisina de una casa
y una enredadera como alga desesperada
aferra su cuerpo a los barrotes como un nudo/
Yo voy flotando en la tarde libre de horario.
Nada soy si no abandono...
Abandono de mano ajena que me ha abandonado,
como el fijo destino que destierra los anhelos
pero aun mi boca de agua protesta en deletreo/
A los vuelcos.-Tropiezos y giros-
Me animan los troncos espías memoriosos de besos/
Mimetizo mis pies de caracola herida
que a cada paso resuman música de alarido..
La acera me inclina su antiguo canto entonado/
Al fondo...
Ya nadie espera mi llegada..
Me hago del viento
y el viento es brisa fuerte peregrina/
Sigo con mi apagada sombra conviviendo
y los largos silencios van ahogando mi saloma marino,
es la tarde que aprieta como desierto cinturón de madrugada/
Entre los fuertes árboles de la calle sostenida
una paralela de dos brazos esforzados me sustenta.
Por detrás y delante de mí sigue constante mi sombra compañera,
para mitigar el abandono de las voces
taconeo cuando caigo a cada esquina/
A los flancos la deriva
hace su espera
y la infinidad de la calle se hace gruesa avenida.
Va encerrando mi palidez de negra harina machacada
sin que expulse su albor puro amasijado/
Recuerdo mi antigua marcha en esta calle,
cuando el sol brillaba sin jaula
y la luna esculpía sonrisa cristalina,
antes de mis abandonadas manos tibias
que hoy lucen gélidas de herrumbre/
Perpetua condena de iguales días/
La calle es del viento y el viento no declina,
persigue mi atlas errante de soplada lumbre
apagada en fuertes brisas/
Riego de agua pesada son mis alas golondrinas/
Mis dos alas que no se amigan
ni planas se enderezan
cuando mis húmedos pies transitan la niebla espesa
me voy hundiendo en cada peldaño de cadalso
se va perdiendo mi antigua forma de hombre libre que camina
y la soledad me puebla, impiadosa,
de verdes y bosques falsos /
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