Eric W. Benevski

A Sofía

Ciertas hipnagogias
reemplazan vacíos,
en la brevedad ,
rozan las cuerdas 
de abstracta soledad. 

Siempre se clava en mí,
siempre.

Punzante en tenue sombra,

en uróboros frenético.

¿Será que siempre estarán las paredes amordazadas,
en corrupta eternidad,

escuchando burda cacofonía ?


 Esta se muestra cuando ya no hay mas fondo,
ocurriendo a lo largo de lo que ya terminó.

¿Con qué desamparo voy yo colgando nubes rayadas y rotas en mi firmamento?

La bizarría ideal para  lo que suele hostigar la mente ,
 los pesares luctuosos que fatigan el pecho,

es algo que jamás será perceptible a tus ojos.

Careces del sentimiento de vivir anclada a la espera,
muchas veces falsamente fructífera.

 

Porque es peor hallar y extraviar

que nunca hallar en primer lugar,

y lo digo sin elocuencia.

 

Aunque mis palabras sean mudas,

no dejes que ancestral avidez eclipse tu mente.
Hay personas que en vida han anhelado la muerte.

Hay serpientes que nunca mudan de piel ,

así como amapolas que siempre están repetidas.

Profundamente se que todo está bien,
pero no he concebido mentiras.
Porque desde entonces , no he podido entonar canción alegre.
No he podido entonar canción alguna.