Se tiñe la noche
En la incandescencia
Tímida de luceros fijos,
Reflejados en las aguas turbias
Del diminuto océano;
Acompañado de rayos rojizos
Que ondea la malvada luna,
Y trinan los gallos anunciando el ocaso
Trayendo la mordaz locura
Que invade una larga vida
Construida a retazos;
Y una imagen amorfa
Que se divisa a lo lejos
Llorando llena de amargura
Cerca a tu oído,
La fantasmal primavera
Se pinta en los muros
Que resguardan la llanura;
Y caminan cansadas las mariposas
Bajo la niebla resplandeciente
Que oculta los frutos
Que comen los peces
Entre las hojas secas
De un cielo de oriente,
Tapizado de flores muertas
Cayendo sin gravedad
Bailando silentes
Cual gotas de roció
Por mis mejillas pálidas
Las beso y encuentro tu sabor
Abstracto y locuaz,
Que viajo enredado desde
Mi dolor creciente
En forma de lágrimas
Hasta mi poema amorfo
Plasmando tu imagen,
Plasmando… ¡este amor inerte!