Si tan solo en esta soledad, en este silencio,
Con este papel arrugado con tinta corrida
Pudieras escuchar mis espectros.
Si trepara tu cuerpo por este muro
Como trepa a cada minuto la agonía
Y tantos dolores añejos.
Si pudieras mandar tu sonrisa
Guardada en un sobre de correo;
De esos que se abren con desesperación
Para acortar distancias
Y ponernos frente a frente,
Y mordernos los anhelos.
Si en el imaginario encuentro,
Pudiera dejar con mi boca, sobre el viento,
Amarrados y enviarte uno de mis versos.
O recoger de mi almohada, limpiarlos
Y prepararte uno de los desgastados besos,
Y, si la utopía dejara de seria ensueño.
No seria la hecatombe que ahora soy,
No estaría en las tinieblas;
En una mano tu imagen y en la otra
El cigarro y tu recuerdo.