daniel h iparraguirre

En Busca de la honestidad

 

 

 

Un errante caminaba por el del cierto

Llevaba consigo una bolsa que cargaba

Sobre sus hombros y un cantimplora

Echa de cuero de animal sin agua

En su mano llevaba  una vara como buscando

Agua en el me dio del  cierto,

solo veía arena  y el sol que quemaba su  piel.

Camino hasta que su alma se derrumbo y

Callo de rodilla.

En ese momento otro hombre que venia

Con sus  camellos y varias tinajas de agua

Y comida,

Bajo  del animal para ayudar al pobre

Hombre casi muerto,  le dio de beber

Lo hizo a recostar al lado de unos de los

Camello que Le dio un poco de sombra,

El buen samaritano  le dio de comer,

El Errante  le agradeció por el agua y su comida

El buen samaritano hizo con las túnicas que

Llevaba para su pueblo una carpa pasarían la

Noche ahí.

Al despertar  el buen samaritano, el errante

Caminante ya se había marchado a la noche con

Sus camellos  y sus tinajas de agua y la comida para

Su pueblo dejando su cantimplora vacía y su vara,

El buen samaritano junto las pocas cosas y

La cargo sobre sus hombros y empezó a

Caminar por el desierto para llegar a su pueblo

Camino por todo el día hasta desmayar de sed

Y del abrasador calor,

Pasaron las horas al despertar ya era de noche

A si que empezó a caminar sin rumbo como

Perdido. El buen samaritano pensaba porque

Si lo ayudo lo dejo sin nada, se acorruca sobre

Una pequeña montaña de arena y se durmió,

Al despertar el sol quemaba su rostro,

Ya en su delirio pensó si esa vara que tenía

En su mano era mágica a si que dijo a la arena

Que se convierta en agua y de la arena  empezó

A brotar agua se arrodillo y bebió hasta que su estomago se hincho de agua, y pensó

Ahora quiero comer bajo la sombra de un

Oasis miro alrededor y ve un pequeño oasis

Con una mesa llena de comida y fruta fresca a si

Que comió hasta saciarse,

A si que pido a la vara un camello y se dirigió para

El otro lado del pueblo porque temía que lo del pueblo robasen su  vara mágica.

El otro hombre que se había llevado los camellos llego al pueblo

Y entrego la comida y las tinajas de aguas a la gente del pueblo,

le preguntaron por el hombre que traía los alimentos y agua,

Solo respondió lo encontré muerto sobre su camello

Y el animal  me guio  hasta ustedes,

El pueblo le agradeció su buena honestidad.

El hombre dijo seguiré mi camino solo tomo una cantimplora y un poco de comida y una vara y siguió su camino pasaron los días,

El otro hombre que se había marchado se hizo con su vara mágica un castillo con Todas las comodidades como si fuera un rey,

Y se había olvidado de aquel pequeño pueblo,

El caminante froto la vara que había agarrado

Al instante todo lo que había construido aquel hombre se derrumbo.

Como un castillo de arena  levanto su vara  y le pidió

Que vuelva aparecer su castillo la vara sedicioso en su mano

Ahora sin nada volvió al pueblo, al llegar casi muerto la gente del pueblo lo atendió con alegría y pensaron que aquel hombre le había mentido,

El errante caminante siguió por el desierto y pensó quien será el hombre honesto a quien entregue esta vara y haga una verdadera justicia sobre su pueblo,

 

El pueblo tenemos ese poder y muchas veces nos equivocamos.

A quien darle esa vara para impartir justicia,

Ellos hacen sus castillos y se olvidan de aquellos que sufren hambre y sed de justicia,

 

 

           por daniel h iparraguirre