juanroman

Te amo

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Ayer fue Navidad y como es costumbre traje a casa un poco de cordero asado para compartir con tigo, bebidas y algunas frutas, puse la mesa, como todos los años lo hicimos, puse el mantel blanco, una vela al centro, platos, cubiertos y como no podía faltar un exquisito pan dulce, muy perfumado y cortado en trozos como a ti te gusta.

Me senté a esperar que se hiciera la hora del brindis y en la medida que los minutos pasaban, escuchaba como se incrementaban los ruidos de petardos, las risas de los vecinos y los gritos alegres de familias reunidas.

Observe el reloj toda la noche que por momentos precia que las agujas iban hacia atrás, al final a quince minutos de cumplirse la hora mis manos estaban tan temblorosas y húmedas que no pude preparar el brindis por lo que abrí la ventana que da a la calle para verte llegar, fueron tan largos esos minutos, cada segundo que pasaba parecía retorcer mi pecho hasta que parecía que algo se había quebrado dentro de el.

Un minuto quedaba para que se hicieran las doce y me senté junto al pesebre y a sus silenciosas luces de colores que parecían abrazarme, en cada tintinear su reflejo frío iluminaba las paredes de la habitación y dejaban ver ausencia y sentí la tristeza recorrer mi cuerpo entero.

Al final cuando se hicieron las doce mire al cielo con mis ojos hundidos, rojizos de los que brotaban incansablemente lágrimas, buscándote a ti.  Con la respiración quebrada intente pronunciar tu nombre pero no pude, el olor a pólvora se me impregno en la nariz y el gusto amargo se me mezclo con el sabor del llanto incontrolable, hice fuerza para llenar mis pulmones de aire y al segundo intento conteniendo la angustia que no me permitía hablar, cerré mis ojos y dije, TE AMO.

Mañana si llegas seguro sea tarde para ambos pero quería que supieras que al final me di cuenta que te amo y lamente mucho no habértelo dicho a tiempo.