Yo soy alérgico al polen,
a los lamentos del viento,
a los tios que me joden,
a estos también soy alérgico.
No soporto a los que cantan,
los que se muestran risueños.
Los unos a mi me espantan,
los segundos ni te cuento.
Detesto a los presumidos,
los que van contando cuentos,
a los muertos deprimidos
que les odio, no les miento.
Huyo de malos presagios,
y de falsos agoreros,
caraduras, botarates,
pusilánimes, monsergos.
Lameculos, aburridos,
gentuza de medio pelo.
Que parece que están idos,
tertulianos de los medios.
Que opinan de dios y el mundo,
que discuten ¡vaya necios!
que me vuelven iracundo,
¡no les tengo nada aprecio!
De jueces que son políticos,
de políticos ineptos,
ambos presumen de míticos
y demuestran que son memos.
Odio a los predicadores,
caraduras o sabuesos,
que se dicen salvadores
y son vendedores de sueños.
Alergia a los salpullidos
que me producen los bancos,
de malas madres paridos,
ladrones de guante blanco.
Alergia hacia los paletos,
alergia a los mentecatos,
a los tontos y a los lerdos
y también a los pacatos.
De mi alergia en conclusión
hoy me dejan satisfecho,
los que dicen lo que son
y lo demuestran con hechos