Hallo un remoto lugar
al fondo de mi recuerdo,
donde guardo lo más bello…
sin nada a que renunciar.
Guardo cual loco de atar
celoso mis sentimientos,
mis ternuras, mis momentos…
que fueron debilidad.
Yo no renuncio a la luz
que desprenden tus poemas,
pues lo mismo endulzan penas
que hacen de amor vibrar.
No renuncio a tu amistad
me recuerdas hierbabuena,
del mar abierto sirena,
del corazón manantial.
Ni renuncio a esa verdad
que esconde una fantasía,
pues la vivo día a día,
queriendo un sueño alcanzar.
Juan Pedro Peña Rodríguez