Hugo Emilio Ocanto

Detiene tus minutos, reloj (Poema) Grabado

Una noche más junto a ti.

Veinticuatro horas han pasado, ya.

Pasan los minutos, las horas,

los días, los meses y los años...

Pero dejemos los años, los meses,

los días, las horas y los minutos pasados...

Vivamos el presente, este momento.

Aunque quisiera que los minutos

se detengan, reloj, que no pasen nunca...

Es tanta la felicidad que sentimos los seres

que nos amamos como nosotros...

que preferiría el tiempo no avance nunca...

una manera más de pensar...locuras de mi alma loca.

¡Bendita locura, alma!

Oh, si pudiese detener el tiempo

en que estoy contigo...

Si mi imaginación de amor existiese siempre así...

si mis sueños del alma pudiesen cumplirse siempre...

Mi amor, tengo que contarte algo...

no puedo dejar de confiártelo a ti...

porque formas parte de mi vida.

Hacer confidencias a quien se ama,

es para mí, como hablar con Dios...


Justamente de Él quiero hablarte.

quiero que tú lo sepas...

muy probable que no seas solamente tú

quien se entere, no importa...

ni me importa.

Al contrario, me sentiría feliz

de saber que otros sepan del breve real relato

que te contaré.

Hace alrededor de una semana,

he tenido un sueño... que desearía

tenerlo todos los días de mis futuros...

un sueño maravilloso y extraño a la vez,

del cual no sé darme una respuesta a mí por qué...

El por qué de este sueño,

qué significa, qué representa...

por qué a mí... no me dejes nunca sueño...

porque al despertar, soy inmensamente feliz...

intrigado me despierto, me siento extraño...

como si llegase a mi realidad,

de algo maravilloso, que lo es...

Es la tercera vez en mi vida que me sucede.

Distintamente,pero con similitudes de sueño...

un sueño que en una semana,

se ha reiterado, dos veces han sido,

exactamente el mismo sueño.

En él entro en una iglesia,

camino en un extenso camino hasta llegar al altar...

Allí hay una cruz con el cuerpo de Jesús crucificado.

Llego hasta Él, me inclino hacia sus pies, ensangrentados...

Los beso... en este sueño no lloro,

como en otro similar sueño que tuve el año pasado,

en el cual lloraba...

En éste no, besaba sus ensangrentados pies,

sintiendo una inmensa alegría,

una indescriptible felicidad...

toda su figura era de mármol,

menos sus pies, éstos eran vivos,

de carne y hueso, como los tuyos,

los míos, y los seres vivos de este mundo.

Sentí en mis labios su sangre tibia,

sus pies calientes; los besaba,

los besé mucho... y allí mismo,

en ese bendito momento,

quería se detuviese el tiempo.

Que no pasara nunca...

una de las madrugadas de las noches que soñé,

toqué mi saco pijama,

el lado derecho de mi corazón, estaba húmedo.

No era transpiración, no era sangre.

 

Era una sensación como si gotas de agua

hubiesen caído sobre mi prenda.

Te comento este sueño,

porque lo relaciono

con tu presencia a mi lado.

Estando contigo, quisiera

que los minutos se detengan, que no avance el tiempo...

exactamente igual cuando

sueño besando los ensangrentados

pies de Jesús, quisiera seguir soñando...

Pero el sueño es muy breve,

y al despertar, siento una indescriptible alegría...

como cuando estoy contigo...

Aquí nuevamente te lo reitero:

mi sueño es totalmente real.

Si no volviese a soñarlo,

queda mi alma satisfecha,

con las veces que lo soñé.

¡Bendita seas mi amor,

bendito seas Señor!...

AMÉN.

Derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto (01/10/2013)