Ilumina mi covacha de sueños
Para que mi poesía, sencilla cual agua de venero,
Llegue al corazón de la mujer amada.
Hazme cabalgar contigo en tu caballo alado
En las verdes praderas,
En las amables colinas,
En las nubes multicolores y audaces
En la belleza estática del paisaje floral.
Haz que mi poesía sea bella, armónica y comprensible
Para que todo el que la lea sienta su aroma,
Viaje a mundos de delicias llenos,
La recite cual se fuera alguno de los salmos de David,
El humilde pastor de ovejas que con
Una piedra derribó al gigante Goliat,
Convertido en rey por la gracia de Dios
Y que pecó por amor.
Pléname de inspiración
Para atrapar rápidamente
Las huidizas metáforas e imágenes
Que impregnan de vida a mis poemas.
Sí, Erato, no me abandones
En el desierto de la nada, del vacío.