Lissi

REMEMBRANZAS PARA MARIA ISABEL - I - (PROSA)

 

En 1961 arribas a este mundo cuando se declara el año internacional de la investigación médica y la salud, tantos avances habíase descubierto entonces que asegurarían tu sobrevivencia. En el país sucedían cosas fuertes pero tú ni tus hermanos se darían cuenta de las convulsivas ideas y afrentas que los mayores vivían, hasta muchos años después.  Lo cierto es  que llegaste con la luna de octubre,  según dicen los poetas es la más bonita. 


El paisaje en si en esa época del año es un poco distinto en esta parte del continente.   Aunque el verdor de las plantas aún se conserva, ésta gradualmente va disminuyendo a medida que merma la lluvia pero  trae aires frescos del norte, un poco más traviesos que otros para juguetear con los barriletes de colores.


 ¿A ti te traería un barrilete?  ¿En qué parte de la cola te anudaron? Pienso que fue en la parte final, de lo contrario te habrías ido a otros rumbos.  Pero descendiste aquí en tu bella Guatemala cuando se aprecian las carnosas  flores amarillas del ayote que con premura escalan los cerros para formar la calabaza contenida en sus adentros y vislumbrar el paisaje desde lejos.

 

Quizá viniste con los pájaros fiesteros que gorjeaban por las mañanas entre las ramas del naranjo, la bugambilia o del recedo, porque tu infancia estuvo llena de inquietas risas  y osados juegos.  Trepabas árboles, te deslizabas por la loma sobre las guarachas de coco o tirabas de la cola de los terneros para llevarlos más rápido al abrevadero. 


Otras veces creo que llegaste con la obscura noche, porque tus cabellos negros y espesos son como el cielo sin estrellas.  No importa cómo concibieron tu presencia, si tienes aroma de la rosa más bonita que te llevó en su vientre y que por ti aún palpita.

Continuará…


Mirna Lissett